viernes, 9 de mayo de 2008
El ejemplo de Bangalore
Por Andrés Oppenheimer
Esta ciudad del sur de India debería convertirse en visita obligatoria para todos los líderes latinoamericanos: su rápida transformación de un pueblo agrícola a uno de los mayores centros de informática del mundo simboliza todas las cosas buenas que está haciendo este país, y todas las cosas malas que están haciendo muchos países latinoamericanos.
Hay 1,850 compañías de informática en esta ciudad de 5 millones y medio de habitantes, incluyendo la crema y nata de las principales firmas de computación del mundo. Juntas, emplean a 450 mil ingenieros jóvenes, quienes son responsables de la mayor parte de los $23 mil millones anuales de India en ingresos provenientes de la informática.
Bienvenidos a la era de la economía de la información, donde un programa de software computacional desarrollado aquí vale mucho más en los mercados internacionales que toneladas de materias primas. El apoyo técnico de India y sus industrias de software crecen tan rápido que las autoridades esperan que sus ingresos se tripliquen a $60 mil millones en los próximos dos años.
India está sacando provecho de su enorme cosecha de egresados universitarios jóvenes bien preparados, en especial los 330 mil ingenieros que se graduan cada año de universidades indias, para vender software de bajo costo por todo el mundo.
En el extremo inferior, compañías de software de Bangalore dan servicio a firmas computacionales pequeñas y medianas, tales como PC Depot Inc., de Miami.
``Cuando mi mejor hombre en software, quien ganaba $60 la hora, me pidió un aumento a $100 la hora, puse un anuncio en la internet en busca de alguien que pudiera hacer el trabajo por menos, dice Carlos M. Valdes, presidente de PC Depot. ``Consegui dos compañías indias, que me cobran $6 la hora, y hacen un trabajo bastante decente''.
En el extremo superior, multinacionales con sede en Bangalore, tales como Infosys y I-flex, que emplean 17 mil y 8 mil ingenieros jóvenes en sus oficinas generales ahi, respectivamente. Estas empresas venden soluciones de software a los fabricantes automotrices, aerolíneas y bancos más grandes del mundo.
Cuando llegué a Bangalore, me impactaron los contrastes de la ciudad: literalmente junto a los modernos edificios de vidrio de Infosys y Hewlett Packard, uno ve algunos de los barrios más pobres sobre la Tierra, con gente que camina descalza, bueyes que vagan por las calles y pordioseros por todos lados.
Pero lo que algunas personas en el resto del mundo consideran como un efecto negativo de la globalización, la mayoría de los indios, empezando por el centro izquierdista primer ministro Manmohan Singh, ven como la salvación de India. La pujante industria de la informática se ha convertido en el dínamo de la economía, y ha ayudado a cuadruplicar el tamaño de la clase media del país, sacando de la pobreza a más de 100 millones de personas en los últimos 15 años.
Los ingenieros jóvenes contratados por las compañías multinacionales que se están estableciendo en Bangalore ganan el equivalente de $3 mil al año, tres veces más que los médicos.
En India, eso constituye un salario alto, lo que permite que las generaciones jóvenes de profesionales compren autos, paguen préstamos hipotecarios, gasten en diversión y ahorren. Y gracias al auge de la informática, el Gobierno ha podido elevar la recaudación de impuestos y empezar a construir las carreteras y hospitales que tanto se necesitan.
¿Como se transformó Bangalore de un pueblo agrícola a un centro de computación mundial?, le pregunté a M.N. Vidyashankar, secretario de Informática del estado de Karnataka, donde está situado Bangalore. No fueron los incentivos gubernamentales a las compañías extranjeras, que eran -y aún son- mínimos, respondió.
''Tuvimos gobernantes ilustrados es este estado a principios del siglo XX, quienes se dieron cuenta de que puesto que no teníamos muchos recursos naturales, teníamos que invertir en educación'', me dijo.
Y funcionó. Cuando comenzó el impulso a la educación a principios del siglo 20, este estado era uno de los más pobres de India, muy por debajo del estado de Behar, o Uttar Pradesh, que eran ricos en recursos naturales. Hoy, Karnataka es el cuarto más rico de los 35 estados de India en ingresos per cápita, muy por encima de Behar y Uttar Pradesh, que han caído a los últimos lugares.
''Ahora estamos cosechando los beneficios de esos gobernantes que difundieron una cultura del conocimiento'', dijo Vidyashankar. ``Hoy, los líderes extranjeros vienen a Bangalore antes de visitar Nueva Delhi''.
Mi conclusión: la historia de éxito de Bangalore debe ser enseñada en todas las escuelas de América Latina, donde la mayoría de los países depende de los recursos naturales, y donde se pone poca atención a la creación de una mano de obra altamente calificada que podría producir exportaciones de mucho más valor agregado. En la economía del siglo XXI, los recursos naturales suelen ser una receta para la complacencia y el crecimiento a corto plazo, mientras que las mentes preparadas representan un pasaporte a la prosperidad.
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